domingo, 22 de noviembre de 2009

Escocia, si que merece la pena visitarle


Cuando uno viaja por tierras desconocidas, por mucho que te cuenten o te digan, nunca sabes con qué te vas a encontrar. En este caso el encuentro ha sido gratificante.
He pasado una semana inolvidable en tierra escocesas donde, por cierto, no he visto el monstruo del lago Ness, que no es un lago sino un inmenso río que he recorrido en toda su extensión.
He visitado ciudades preciosas como Stirling, Glasgow, Inverness, Fort Willian, Edimburgo, St. Andrews, Aberdeen, entre otras.
He visto sus páramos, montañas desnudas, sus ríos de corrientes permanentes, sus bahías y sus campos de golf.
He disfrutado de sus monumentos, castillos, gastronomía y sobre todo de su lluvia incesante.
También he padecido y sufrido su inconstante clima, sus nubes permanentes y su nocturnidad prematura.
Pero de lo que más he disfrutado, ha sido de su gente cuya definición, siempre bajo mi punto de vista y trato, es de excelente, simpática, agradable, educada y sobre todo acogedora. Me he encontrado mejor que en casa, a pesar de que la distancia es descomunal.
Escocia, mejor dicho, su gente, es muy afable, teniendo en cuenta que yo no hablo nada de inglés, que por cierto, tampoco me ha hecho mucha falta, no importa que no le hables en su idioma, ellos ponen el máximo interés en entenderte y atenderte, sino, buscan la mejor manera de agradarte.
Me he encontrado también, con un handicap lógico, aventurero y experimental, como es la conducción por la izquierda, con la palanca de cambios a la izquierda, las rotondas a la izquierda y carreteras estrecha, sin embargo han sido pacientes, no he oído ningún pitido a mis inoportunos despistes, a pesar de llevar matrícula escocesa, ni tampoco un "yo primero por que sí".
No he tomado güisqui, pero si cerveza, una maravillosa cerveza marrón que sabía a gloria en un que otro consabido pub escocés.
He visto mucho autocaravanísmo y áreas para ellas, así como muchos camping para disfrutar de la aventura al aire libre.
Me ha encantado la devoción del escocés para la figura impresionante de William Wallace , del que conocemos su biografía gracias a la película dirigida y protagonizada en 1995 por Mel Gibson "Braveheart". Siempre me traigo un recuerdo personal de los países donde viajo, en este caso ha sido una reproducción de un monumento a tan singular y emblemático personaje.
También voy a hablar de los impresionantes desayunos que todas las mañanas me he autoservido en el comedor, que como todo lo visitado, el hotel también ha sido muy acogedor. Bueno, a lo que iba, salchichas, huevos fritos, champiñones, panceta y lomo de cerdo a la plancha, las famosas baked beans (judías estofadas), tomate asado, huevos revueltos, tostadas , café y zumo de naranjas. Rico, rico, sobre todo para empezar el día con fuerza.
Bueno os recomiendo la visita, ya solo depende de ustedes y de las circunstancias de cada uno......claro.






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