martes, 18 de agosto de 2009

Volver a la más tierna infancia


Hace unos pocos días, por asuntos que ahora no vienen a cuento comentar, haciendo tiempo, en La Línea, se me ocurrió acercarme a tomar una caña de cerveza en la "Peña Joselito/Manolete". Alguno se preguntará ¿qué tiene de especial eso? ; en realidad nada, lo que pasa es que, en mi larga y dilatada historia de confabulaciones con esta entrañable Ciudad, siempre me había preguntado ¿el por qué, de la implantación de una peña dedicada a los insignes toreros? .
Pues nada, decidido a meterme a indagador, entré en el citado local, sito en la céntrica calle Clavel, pedí al señor que está al frente del negocio, y por consiguiente detrás de la barra, la consabida caña de cerveza.
Me pasé el tiempo, aproximadamente media hora, mirando los recuerdos de estos dos genios de la torería colgados en la pared de la citada peña. Todo aparentemente normal hasta que pregunté por el importe del liquido dorado, espumante y fresco que deleitó mi paladar minutos antes.
Son ochenta céntimos me contestó el gentil señor, eche mano al monedero y puse encima del mostrador los céntimos requeridos, pero cuando el cincuentenario señor fue a cogerlos, se me erizó el vello y me atreví a preguntar ¿ Usted no se llamará por casualidad Paco?, el señor sin prestarme mucha atención y como si fuera una contestación mecánica, me dijo que sí que se llamaba así, a lo que yo añadí, ¿Duarte Ruiz?. Se apartó rápidamente del mostrador y despúes de hacer un somero reconocimiento de mi persona, no necesitó nada más profundo, dijo con voz queda: ¿Y usted no será Pepe Barroso?.
Después de muchos años, muchos, más de los que podía imaginar, volví a encontrarme, estar al lado de mi compañero de pupitre de aquella azarosa vida escolar y después, ya un poco más crecidos, amigos de juventud.
Así es la vida, cuando ya piensas que no te queda nada de la infancia vivida, te llega de lleno el inconmensurable acercamiento de tu amigo con el que compartíste lo más importante que tiene esta puta vida. "La infancia".
Gracias recuerdo, aunque, por ser casual, por retrotraer mi memoria y hacerme un niño otra vez.

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